Del mismo modo que en
verano incrementamos los cuidados de nuestra piel -exfoliaciones,
hidrataciones, protección solar, etc.-, en invierno esta rutina es una de las
grandes olvidadas. Es el momento de iniciar los rituales diarios para preparar
la piel para la próxima temporada. Lo más importante es dotarla de la
hidratación necesaria para que recobre su salud, brillo, tersura y tono.
Limpiar para recuperar
el tono

En LazOna te realizamos un estudio de la piel
computerizado, para saber en el nivel de agua, grasa, queratina, y edad
biológica en el que se encuentra tu piel
Para limpiar la piel, lo
primero que se debe realizar es una exfoliación de las células muertas de la
epidermis. Nuestra piel las renueva cada 28 días aproximadamente. En este
proceso, las células muertas se acumulan sobre las nuevas taponando los poros
de la piel, impidiendo que los productos que se aplican lleguen correctamente y
privando a la piel de los nutrientes y la respiración necesaria. Mediante la
aplicación de productos exfoliantes suaves, en movimientos circulares, se deja
la piel lisa, con los poros limpios y abiertos para acoger los beneficios de
los siguientes pasos. De esta manera, al eliminar las células muertas e
impurezas, se conseguirá un tono uniforme. Lo ideal es repetir las
exfoliaciones en cabina una vez al mes para mantener el tono, coincidiendo con la
regularidad con la que nuestra piel se renueva.
Hidratación máxima

Cabe recordar que la
rutina de hidratación debe ser constante, en todas las estaciones del año. Si
no mantenemos la hidratación, la piel se reseca, agrieta y descama, pudiendo
llegar a producir heridas.
Una vez que la piel está
limpia y exfoliada queda unificada en tono pero expuesta a las inclemencias,
por lo que se debe proteger. Y la hidratación es el primer paso. La piel pierde
agua continuamente, por lo que es importante beber un mínimo de un litro y
medio de agua al día.
Desde hace unos años, la concienciación sobre la importancia de la protección
ha ido calando en todos nosotros y son muchos los productos básicos e
imprescindibles de cosmética que incluyen un factor protector medio. Es el caso
de las hidratantes y nutrientes faciales, suelen incluir un factor medio de 15
o 20.
Tener una piel limpia e
hidratada ayuda a activar la melanina, que es nuestra protección solar natural,
y favorece también el conseguir un bonito y uniforme bronceado, ayudando a
mantenerlo durante más tiempo.
Los agentes emolientes
actúan de la siguiente manera: cuando se depositan sobre la piel, evitan la
evaporación del agua y, una vez que han atravesado la capa del estrato córneo, permiten
paliar la deficiencia de lípidos. Para retener la hidratación, el rey es el
ácido hialurónico: actúa formando una película impermeable, de modo que
incrementa la tersura y elasticidad de la piel.
Nuestro organismo
genera colágeno pero, con el paso del tiempo, puede ir perdiéndose. Esta
pérdida se traduce en aparición de la flaccidez en la piel y pérdida la
tersura. Por ello, es necesario llevar a cabo ciertas prácticas que ayuden a
que el cuerpo humano produzca el colágeno que necesita y beneficiarnos de los
nuevos productos que lo incluyen.
Asimismo, incluir carnes,
frutas y verduras ricas en vitamina C ayudará al cuerpo a generar colágeno. En
cuanto a los productos de belleza, se deben incorporar cremas que contengan
duo-péptidos, que estimulan la generación del colágeno natural de la piel,
además de contribuir a disminuir las arrugas y las líneas finas y favorecer el
relleno facial.
Protección facial

Cabe recordar que la
protección solar debe aplicarse, como mínimo, media hora antes de la exposición
solar y repetir su aplicación cada vez que salgamos del agua, nos sequemos con
la toalla, así como transcurridas unas horas.
Cada piel necesita tiene
un fototipo distinto. Aún así, todas necesitan protección, incluso las pieles
más oscuras. Es necesario buscar el factor protector adecuado y aplicarlo con
regularidad.
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